¡Ding dong! Navidad, navidad, dulce Navidad
El sábado por la mañana unos niños pandereta en mano llamaron
a mi casa cantando villancicos. Ohhh qué recuerdos… me acordé de cuando era yo el que iba haciendo
ruido por las casas para juntar dinero que gastarnos en golosinas. Me pillaron
un poco tierno y salí a darles algo, “Tomad un euro chicos”. Los dos chavales
que parecían rumanquíes (entre rumanos y marroquíes) sin mirarme siquiera me
dijeron algo en rumaquí (entre rumano y marroquí) que me sonó más a “¿Un euro?
Joputa!” que a “Que Dios te bendiga, amigo mío”.
Pues debe ser que mi Dios y su
Dios o no se han dado el móvil o se han bloqueado en el whatsapp porque por la
tarde yo creo que me rompí un dedo jugando al fútbol, lo que me impulsó a
pensar que “¿Un euro? Joputa!” era la respuesta ganadora aunque realmente no hubiese
entendido al niño.
La conclusión, que suele ir al final de los textos pero como
soy todo bondad os la adelanto, es que la realidad de lo que nos ocurre depende
en gran parte de nosotros, de lo que interpretemos. Si somos optimistas
pensaremos que el niño me dedicó su más preciada bendición y suerte en mi
futuro, si somos pesimistas pensaremos que por culpa del cabrón del niño me
rompí el dedo gordo del pie. Cómo nos vaya en la vida depende principalmente de
cómo nos la tomemos nosotros. Pensar que todo el mundo está contra ti o que
todos tienen buenas intenciones, depende y es elección tuya porque siempre
encontrarás razones para justificar que así sea.
Pero, ¿por qué siempre tendemos a pensar mal? No lo sé… quizá
es un mecanismo de autodefensa, pensar mal para no crearnos ilusiones que luego
se rompan y nos causen disgustos. O espera, se me acaba de ocurrir otra, puede
ser que para justificar que nosotros también actuemos mal en determinados
momentos. “Piensa mal y acertarás” dijo algún iluminado del que ser su colega
debía ser chungo chunguele. Y es que todos tenemos amigos que ven siempre todo
negro, tan negro que en vez de hablar deberían rapear. Los conocerás por frases
como “Nos estamos quedando calvos”, “No lo hagas que la vas a liar” o “Joder,
no te pagan una mierda y encima te explotan”.
Por el contrario, ¿qué pasa con esos amigos que siempre nos
ven bien, que aplauden y apoyan todas nuestras decisiones? ¿De dónde vienen? ¿Para
quién trabajan? Frases del estilo “¡Qué bien te veo!”, “¡Me alegro mogollón por
ti!” o “¡Joder, qué trabajo más interesante tienes!”. Estos amigos son tan
positivos que hasta desconfiamos de ellos. Yo personalmente creo que están
contratados por los ayuntamientos, pero al fin y al cabo qué más nos da que se ganen
un sueldecillo a final de mes, la realidad es que nos hacen sentir bien y también
ser mejores.
“Pero es que hay que ir con la verdad por delante”. No, no nos interesa la verdad. Lo que necesitamos es gente que nos apoye, que nos ilusione, que nos haga soñar, aunque
nos mientan. Gente que nos haga feliz.
PD: Os he dicho alguna vez lo majos que sois…
Excelente primer artículo Héctor con una genial foto además. Aprovecho para darte la bienvenida al blog! Lo que dices es muy cierto e interesante, a decir verdad en un par de documentales he visto que tu cerebro tiene que elegir algunas cosas de entre los millones de datos que le llegan a cada instante. Entonces él activa un radar en función de los parámetros de búsqueda que uno le lleve metiendo últimamente o toda la vida, y es por esto que cada persona ve en parte lo que "quiere" ver. Es la razón por la que si uno está pensando en comprarse un coche amarillo ve coches amarillos por todas partes. Leí una frase una vez que me llamó mucho la atención: "Cuando cambia el modo en que miramos las cosas, las cosas que miramos cambian"
ResponderEliminarAprovecho para daros las gracias a Javi y a Christian por permitirme publicar en este espacio. Siempre había querido compartir lo que escribía y la verdad es que estoy muy feliz de poder hacerlo junto a vosotros por el gran nivel de vuestros artículos. Ya me quedan muy poquitos por leerme jaja. Espero aportar lo mayor posible al blog!
ResponderEliminarDe nada Héctor, éste es un espacio de expresión libre y se trata de que cada uno con su estilo y sus inquietudes pues aporte lo que buenamente pueda. De hecho creo que nos va a venir genial tu incorporación para dinamizar el blog!!
EliminarExacto Javi, yo también he estado leyendo últimamente sobre el tema y es completamente como describes, el cerebro de toda la información que le llega, se queda con lo que quiere teniendo en cuenta tanto tu estado emocional como tu necesidad de sobrevivir.
ResponderEliminarUn ejemplo que yo leí es sobre un matrimonio a quien habían secuestrado a su hija. El secuestrador mató a la hija el primer día, pero queriendo sacar dinero fingió no haberla matado enviándole grabaciones de voz (que hacía la mujer del secuestrador) a la familia. Al principio el matrimonio dijo que de ninguna de las maneras esa era la voz de su hija. Pero tras escuchar varias veces la voz y con el paso de los días, finalmente aseguraban al 100% que esa era la voz de su hija. Digamos que la necesidad de tener esperanza les hizo pensar y convencerse de que realmente era su hija.
Bravo y ánimo y a seguir escribiendo! Bienvenido
ResponderEliminarGracias Christian!
EliminarMe gusta Hector Yang! Que grande eres!
ResponderEliminarjajajaja, gracias Elenix. Uno de mis próximos artículos se llamará "Mírame la sucre" jaja, me marcó esa frase.
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