Leer. Agarrarse a la primera palabra del texto, darle la
mano y continuar junto a ella las peligrosas líneas que se escriben a
continuación. Atravesar con ella comas, puntos seguidos y apartes. Saltar de
párrafo en párrafo sin miedo, confiado de ir agarrado a una palabra que de
artículos sabe mucho y se sabe el camino. No tiene pérdida, continua con ella.
Cambiar de párrafo puede ser peligroso, pero ya estás en el
segundo, ¡enhorabuena! Sigues pendiente, no has perdido la atención, te ha
atrapado este mar de palabras y has decidido dejarte llevar por el oleaje. Las
olas son conjuntos de palabras, o más bien ideas, que rompen formando una
espuma al terminar la oración, y mientras el conocimiento te empapa y lo vas
absorbiendo, las palabras, muy listas ellas, retroceden, se recolocan y vuelven
a insistir rompiendo otra vez. Flotar en este mar abrazándote a las olas. Eso
es leer.
Escribir. Se trata de componer con armonía y precisión, dándole
ritmo al asunto y escogiendo dentro de un mar de letras mareadas y entrelazadas
la palabra correcta, la siguiente, la necesaria para no perder la atención del
lector. Muchas veces hay que bucear, echar la red a unas cuantas y comprobar.
No me vale. No vale. No vale. Y volver. Porque cualquier fallo puede romper este
ritmo, modificar el vaivén y perder este movimiento de cuna que te hace continuar
leyendo este texto a pesar de que no te esté contando nada. Sonríes, no te has
dado cuenta aunque te lo había avisado más arriba, estás abrazado a estas olas siguiendo
el ritmo de las comas que voy poniendo en tu camino, frenando la lectura cuando
escribo frases cortas, como ésta, y ésta otra, y acelerando cuando quiero
introducirte la reflexión de que no es necesario recurrir a tsunamis llenos de
palabras provocadoras en mayúsculas para mantener al lector atento y
entretenido.
La próxima vez os contaré algo, lo juro, pero quería demostrar
que muchas veces no es el contenido lo importante, es cómo lo cuentes. Es crear
un hilo suave por dónde el lector se deslice confiado desde el principio hasta
el final. Eso es escribir.
PD: Vengo de nadar
Grande Héctor! Una vez escribí sobre algo parecido. Parece mentira que un conjunto de letras puedan despertarnos tantas sensaciones y a la vez tan distintas en función de que las ordenemos de una u otra manera.
ResponderEliminarPor otro lado, me encantan las metáforas que pueden evocarte las cosas. Ese mundo sin leyes donde la imaginación es libre y todo puede ser todo.
El viernes termino un mes muy liado sin tiempo para nada. La semana que viene prometo artículo, que ya tengo muchas ganas!
Hasta entonces!
Muchas gracias Javi!
EliminarEspero con muchas ganas vuestro primer artículo de 2014
Muy buenos chicos, enorme vuestra labor de brega. Hay épocas en que no salen las palabras, pero de momento disfruto leyendo las vuestras.
ResponderEliminarAbrazo!