Vos
lo dijiste
nuestro
amor
fue
desde siempre un niño muerto
sólo
de a ratos parecía
que
iba a vivir
que
iba a vencernos
pero
los dos fuimos tan fuertes
que
lo dejamos sin su sangre
sin
su futuro
sin
su cielo
un
niño muerto
sólo
eso
maravilloso
y condenado.
He de reconocerlo. Este pequeño fragmento del poema de
Benedetti A la izquierda del roble me impactó. Lo hizo además lo suficiente como para que
una vez quitadas las telarañas del blog, mis oxidados dedos se hayan decidido a
teclear de nuevo.