12.11.15

Lo que conoces de mí





Lo que conoces de mí,
no son más que las olas
bajo las cuales escondido,
el vasto océano se aloja.

Lo que conoces de mí,
no son más que las sombras.
Los grisáceos nubarrones
de los días de tormenta. 
  
Lo que conoces de mí,
no son más que primaveras,
lozanas flores colmando
de luz y color las praderas.

Lo que conoces de mí,
del árbol es sólo copa.
Una rosa sin espinas,
acaso espinas sin rosa,
sonata o ruido estridente
según se ordenen sus notas.

Mas, ¿qué conozco yo de mí?

Lo que de mí conozco
solamente es lo que veo,
tan solo aquello que escuchas,
no es más que lo que ella toca.
Que cunda el sosiego empero
porque a ti, ávido indagador,
que en este montón de letras
escarbas con tanto empeño
buscándote con firmeza,
añorando ser descubierto,
precisamente a ti, te envío mi aliento
y una pizca de esperanza
mi incansable compañero.

Y perdona si mi torpe mensaje
no retumba en tus adentros,
pues si bien de arte no rebosa
desde el mismo corazón me nace
palpitante y sempiterno.
Con osadía se acerca hasta ti, 
y te susurra en voz penetrante
que el día en que me conozca
brotará tu verso en mi boca,
y tus labios y mis labios
y mis manos y tus manos
y  tus ojos y mis ojos
serán una sola cosa.


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