Durante la conquista de Gran Canaria, el jefe (o guanarteme, en guanche) de una de las tribus más desarrolladas de la isla, Tenesor Semidán, tomó una decisión: prendido en la batalla, fue trasladado a la península e invitado a las negociaciones, en las que entregó los campos y gentes bajo su mandato a los poderes castellanos, y según parece, fue bautizado a la fe católica por los mismísimos Reyes Católicos. Parece lógico imaginar que sus allegados y posesiones insulares fueron respetados en los convulsos años posteriores.
Pocos meses después, el líder de la tribu rival resistía desde su refugio en una roca en las entrañas de la isla, la Fortaleza de Ansite (foto). Acompañado de poca más milicia que otro guerrero, recibió la visita de Semidán, que le recomendó entregarse. El resto es Historia, casi sacada de un cuento de buenos y malos. Los valerosos guanches, prefiriendo la muerte a la rendición, se lanzaron al vacío, despeñándose, para exaltación de la épica, al grito, de "Atis Tirma", "¡viva la montaña sagrada!".
El cuento es tan bonito por sí mismo que casi cuesta buscarle las cosquillas, pero uno se plantea en mitad de otra conquista como la que se lucha en Europa en la actualidad... ¿resistirán ahora muchos héroes? ¿abundarán los "Semidanes"? ¿quién es realmente el bueno y el malo del cuento?
Precioso mito inaugural...aunque dan ganas de echarse a llorar y tirarse de la montaña de Ansite.
ResponderEliminarPor desgracia, la vida a veces llega a ser muy cruel, más de lo que podemos asimilar. Aunque también existen Mandelas, Gandhis...que abren paso a la esperanza.
Me gusta pensar el lado romántico y humanista de los que se tiraron, pero yo no me tiraría ahora (en cierto modo, con mi silencio ante lo que acontece, ya estoy dejando de tirarme).
EliminarBonita ilustración
ResponderEliminarHola Kikan:
ResponderEliminarEs un placer compartir nueva e interesante información a través de tu blog.
Ánimo y a seguir publicando.
Un saludo! :-)