24.3.13

En los talones de Kelvin F. (parte III)

[ Antes, en En los talones de Kelvin F.... (parte II) ]

En el ascensor, subiendo hacia la planta noble de los despachos, voy fantaseando con lo que creo que me voy a encontrar. En el mejor de los casos, Grey Primero (es decir, el mayor de los dos directores generales de mi empresa) me preguntará si sé algo sobre los poemillas que están apareciendo encima de las mesas de los escritorios de los empleados dos o tres veces por semana. Sin llegar a ser hirientes, es cierto que a veces han sido muy... sagaces. Y que en esas simpáticas rimas se mencione a "los Greys" tal vez no haya sido una buena idea si han llegado a manos de los propios Greys. En cualquier caso, yo negaré saber nada sobre la autoría de los panfletos, con una cara medio de buen chico medio falsaria. Y a continuación Grey The First procederá a glosar su vida, ésa que comenzó con una infancia muy difícil, multitud de problemas que superar, una meta clara a perseguir, etc. Esos orígenes tan tortuosos dan lugar muchas veces a grandes historias de autosuperación, personas extraordinarias y espejos para la sociedad. Es muy probable que me corresponda soportar la correspondiente chapa, sí. De hecho, debe ser casi imposible triunfar en algo si no tienes una gran espina por extraer. ¡Maldita infancia feliz, la mía!

Cuando llego a la puerta del despacho, la encuentro de par en par, tal y como dictan los manuales del buen manager: abiertos mental y físicamente a los subordinados. Entro, Grey me hace sentar y me señala la pared lateral. En ella se está proyectando una presentación en Powerpoint. Y él comienza su discurso:




- Buenos días, Kelvin, toma asiento. Kelvin, ¿has oído hablar de la pirámide de Maslow? ¿No? En realidad no es más que una representación gráfica para hacer más inteligible la teoría antropológica que sostiene, con la que yo, particularmente, estoy muy de acuerdo. Según Maslow, las personas buscamos satisfacer nuestras necesidades por fases, es decir, sólo nos proponemos alcanzar una necesidad de un "nivel" superior cuando ya tenemos cubiertas las necesidades del nivel anterior, desde abajo hacia arriba en la pirámide.- Yo sigo mirando la imagen, sin tener muy claro lo que me quiere decir este engominado individuo.- Creo que eres una persona muy inteligente, Kelvin, y por eso pienso que sabrás entender el consejo que, como jefe y quiero que consideres amigo tuyo, - trago fuerte saliva al oír eso de "amigo"- voy a darte: antes de tratar de saciar una necesidad de los niveles superiores de la pirámide, asegúrate de que tienes satisfechos los niveles inferiores. Si no, la inestabilidad puede hacer caer la pirámide como si fuera de Lego...

Qué rabia me da, pero al final me voy a tener que leer las famosas 50 sombras de Grey, no vaya a ser que tipos como éste tengan cosas interesantes que enseñar. Y encima soy su "amigo"... ¡Esto se merece al menos un buen soneto!

...Continuará...

12.3.13

Gracias por tu Presencia

Hey tú! sí tú, estoy hablando contigo. Abandona aquello que estés haciendo y préstame atención, es importante. Detén esa idea que trata de llevarse la música de tus neuronas a otra parte, y no te muevas de aquí. 
Observa esta maraña de letras, puntos y espacios que yace en el seno de tu pantalla, ya que este pequeño texto, como todos, no es más que eso. Es decisión tuya la de convertirte en el ventrílocuo de este muñeco de palabras sin pulso, sin voz, inanimado, y hacer que cobre vida. Elige ahora. 
Si has optado por continuar, haz que el muñeco despierte de su letargo y tienda un puente entre nosotros para que pueda llegar hasta ti y compartir estos minutos de intimidad. Solos tú y yo arropados por esta manta tejida en vocablos y sueños.   
Sigue ahí, no te levantes, voy a servirme una copa para celebrar la ocasión. Hacía mucho que no disfrutábamos de un rato a solas. Tal vez días, acaso semanas o probablemente meses, qué más da, disfrutemos de este momento en que nuestros cuerpos callan, pero en que nuestras almas se acercan y sutilmente se acarician.
Podría aburrirte y contarte por qué llegué tarde al trabajo esta mañana o a quién me encontré ayer a la salida del metro. Si embargo, todo eso no haría sino desviar nuestra atención y enturbiar lo que nos ocupa ahora mismo.




Hey tú! sí tú, estoy hablando contigo, otra vez. Ahora debo irme. Prosigamos nuestros caminos. Mas no te quepa ninguna duda de que quizá en medio de otro paisaje, o rodeado de otros amigos, pero pronto volveremos a vernos.
Me voy con los bolsillos llenos de ti. No importa lo lejos que te hallases, pues nunca te sentí más cerca.

Gracias por tu presencia.

Namasté

4.3.13

El olor de Madrid basta

Sé que era Madrid porque la gente caminaba deprisa y seria en una mañana de sábado, con sus abrigos en tonos marrones y sus complementos grises y negros. Sé que era febrero tras desembozarme, inhalar muy fuerte por la nariz y sentir cómo mis fosas nasales se anestesiaban momentáneamente por el frío. Y sé que me gustaba la sensación de sequedad que hacía al clima de mi agrado a pesar de su rigurosidad. Podría haber sido otra ciudad, otro Parque del Oeste y otro momento. Incluso mayor compañía que mis propios pensamientos. Pero no; habría sido de algún modo injusto despertar de aquel momento nirvana que experimenté en diferentes circunstancias.

Hoy, no sé si mucho o poco tiempo después, dudo de las supuestas cualidades conservantes del frío, porque en aquel caso se quedaron a medias. Y es que sólo lo recuerdo todo del marco espacio-temporal de aquel momento, el antes y el después, el continente... pero absolutamente nada del contenido. Y en realidad así me basta. Somos nosotros mismos y nuestras circunstancias, si es que ambas cosas no son lo mismo. Supongo que, por eso, sólo sé que me emocionó el olor de mi Madrid, e intuyo que por eso fui feliz.


"Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo", José Ortega y Gasset