4.3.13

El olor de Madrid basta

Sé que era Madrid porque la gente caminaba deprisa y seria en una mañana de sábado, con sus abrigos en tonos marrones y sus complementos grises y negros. Sé que era febrero tras desembozarme, inhalar muy fuerte por la nariz y sentir cómo mis fosas nasales se anestesiaban momentáneamente por el frío. Y sé que me gustaba la sensación de sequedad que hacía al clima de mi agrado a pesar de su rigurosidad. Podría haber sido otra ciudad, otro Parque del Oeste y otro momento. Incluso mayor compañía que mis propios pensamientos. Pero no; habría sido de algún modo injusto despertar de aquel momento nirvana que experimenté en diferentes circunstancias.

Hoy, no sé si mucho o poco tiempo después, dudo de las supuestas cualidades conservantes del frío, porque en aquel caso se quedaron a medias. Y es que sólo lo recuerdo todo del marco espacio-temporal de aquel momento, el antes y el después, el continente... pero absolutamente nada del contenido. Y en realidad así me basta. Somos nosotros mismos y nuestras circunstancias, si es que ambas cosas no son lo mismo. Supongo que, por eso, sólo sé que me emocionó el olor de mi Madrid, e intuyo que por eso fui feliz.


"Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo", José Ortega y Gasset

2 comentarios:

  1. Creo que cada momento de nuestra vida y la sensación que nos produce son únicas e irrepetibles; y conseguir poner esas vivencias en palabras y que los demás las compartan es algo que siempre te agradeceremos. Adelante siempre!

    ResponderEliminar
  2. olores, sabores, texturas, sonidos,.. basta que en un momento se nos "altere" alguno de nuestros sentidos y nos veamos obligados a sonreír recordando buenos momentos... así nos llenamos de energía positiva para seguir día a día. Nunca te olvides del lugar de tus raíces, "pongamos que hablo de Madrid" (como dice el gran J.Sabina)

    ResponderEliminar